martes, 5 de abril de 2022

11. Compostar en el colegio

 La generación de residuos es algo que acompaña a la actividad humana en toda su historia evolutiva. La gestión de los mismos ha sido siempre responsabilidad de quien los genera.

En el último siglo se ha experimentado un aumento considerable en la generación de residuos, suponiendo un gran problema para aquellas zonas con más concentración de la población. Se llegó a convertir en un problema que obligaba a organizar una gestión especializada de los mismos. En las últimas décadas, con el cambio de estilo de vida, la utilización del plástico de forma masiva para producir envases, el exceso de alimentos que terminan en la basura, nuestro excesivo consumo, etc. los residuos se han convertido en uno de los principales problemas ambientales a los que nos enfrentamos actualmente.

Una porción importante de los residuos que generamos son orgánicos que provienen de nuestros hogares, restaurantes, tiendas, granjas y depuradoras. El reto al que nos enfrentamos como sociedad es conseguir que estos residuos vuelvan a ser de utilidad y se complete el ciclo de economía circular, aprovechando así el mayor número de recursos disponibles sin recurrir a las extracciones en la naturaleza.

Todos somos responsables de la buena gestión de los residuos y tenemos la obligación de colaborar en ello. En nuestro caso, el sector educativo juega un papel fundamental al ser uno de los recursos clave en transmisión a las nuevas generaciones de un mensaje claro de respeto al medio ambiente y de responsabilidad individual y colectiva sobre el mismo.


1. Qué es el Compost y para qué Sirve

La naturaleza se autogestiona y aprovecha todos los recursos disponibles en ella. Para obtener nutrientes esenciales para el desarrollo de las plantas, los mismos restos orgánicos procedentes de ellas (hojas, ramas, plantas muertas) se transforman en abono para las nuevas generaciones y las ya existentes. Este proceso mantiene el equilibrio natural de crecimiento y desarrollo en los hábitats naturales, puesto que son numerosos los agentes biológicos que intervienen en el proceso y del que se benefician, como pueden ser los hongos y numerosos insectos. El resultado es la formación de “compost-humus”, presente a simple vista en bosques caducifolios.

Por tanto, el compost es un tipo de abono que se consigue a través del proceso de descomposición de materiales orgánicos para formar tierra con alto valor nutritivo para las plantas. Esta puede ser elaborada naturalmente con productos que desechamos diariamente en nuestros hogares o centros escolares.

Se pueden hacer muchos tipos diferentes de composteras o vermicomposteras con materiales reciclados y de esta manera podremos producir nuestro propio abono con los residuos orgánicos que producimos en casa o en el comedor escolar a coste 0. Hacer una compostera o vermicompostera casera hará que puedas tener tu propio abono para la huerta y que además te ayudará disminuir significativamente el volumen de basura orgánica a través del reciclaje. Pero lo mejor de todo es que su elaboración es muy sencilla ya que se trata de un proceso totalmente natural.

El ser humano siempre ha conocido y se ha beneficiado de este proceso. Al mismo tiempo que generaba residuos estos eran reutilizados como abono en sus cultivos. A este proceso controlado por las personas lo llamamos compostaje. Por lo tanto, el compost es el resultado de esta transformación. Sin embargo, en el compostaje, la cantidad de organismos que participan en el proceso de transformación de los restos orgánicos es significativamente superior a la de los suelos naturales, razón por la cual podemos transformar en poco tiempo una gran cantidad de materia orgánica

El compost tiene numerosos beneficios en nuestro huerto, además de presentar gran calidad como abono orgánico, mejora la estructura del suelo aportando materiales húmicos que pueden compensar las pérdidas o cualidades poco favorables para el cultivo.

El Valor Ecológico del Compostaje

  • El compost mejora la estructura del suelo y contiene todos los nutrientes necesarios para un crecimiento saludable de las plantas.
  • Los nutrientes se liberan lentamente, de lo que resulta una aportación continua de éstos.
  • El compost substituye al fertilizante o abono artificial, reduciendo así el consumo de estos productos y los efectos contaminantes asociados a su producción y uso.
  • El compost se puede emplear como substitutivo de la turba, con lo que se contribuye a la preservación de las marismas y turberas.
  • Una correcta aplicación del compost evita el crecimiento de malas hierbas y por lo tanto mejora las condiciones para hacer jardinería.
  • El compostaje en origen representa la manera más importante de reducir el volumen de la bolsa de basura, con la consecuente reducción de las necesidades de recogida y tratamiento y las emisiones asociadas.

2. Receta para Hacer Compost


El montón de compost es un sistema natural en sí mismo, formado por multitud de organismos relacionados entre sí, es una especie de red trófica: los organismos se alimentan de los restos que depositamos, así como los unos de los otros. La materia orgánica empieza a ser descompuesta por bacterias y hongos, que a su vez sirven de alimento a protozoos y ascáridos a la actividad de los cuales se suman desde las cochinillas, ciempiés, multitud de insectos y sus larvas hasta diversas variedades de lombrices de tierra.

Si les garantizamos unas buenas condiciones de vida, los organismos compostadores descompondrán y transformarán de manera continua la materia orgánica que añadamos. Esto depende básicamente de tres factores:

  • De la calidad y características de la materia orgánica que añadamos.
  • De la presencia de aire a disposición de los organismos.
  • De la humedad del montón.

2. Receta para Hacer Compost

2.1. ¿Qué podemos echar a la compostera?

Para poder transformar todos los restos orgánicos en compost, los organismos compostadores necesitan materiales de diferente clasificación en una proporción equilibrada, lo más triturados posible. Una mezcla de tres partes de restos de cocina y hierba fresca con una de restos de jardín (ramitas y hojarasca) nos dará un buen resultado. Toda la materia que uses debe ser orgánica.

La norma general: cuanto más variada sea la mezcla de restos orgánicos, mejor.

Es muy importante que mezclemos materiales de rápida descomposición con los de lenta descomposición. A continuación, presentamos una lista orientativa:

 Materiales de rápida descomposición:

  • Hojas frescas
  • Restos de pasto
  • Estiércol de animales de corral
  • Malezas jóvenes

 Materiales de descomposición lenta:

  • Pedazos de fruta y verdura.
  • Bolsas de infusiones y restos de café
  • Paja y heno viejo
  • Restos de plantas
  • Estiércoles pajizos (caballos, burros y vacas)
  • Flores viejas y plantas de macetas
  • Desbroces de setos jóvenes
  • Malezas perennes
  • Lechos de hámster, conejos y otros animales domésticos (herbívoros)

 Descomposición muy lenta:

  • Hojas de otoño
  • Desbroces de setos duros
  • Ramas podadas
  • Aserrín y virutas de madera no tratada
  • Cáscaras de huevo
  • Cáscaras de frutos secos
  • Lanas e hilos naturales
  • Pelos y plumas
  • Huesos de frutos (melocotón, aguacate, aceitunas, etc.)

Otros materiales que se pueden utilizar:

  • Ceniza de madera (espolvorear en cantidades pequeñas)
  • Cartón, cartones de huevos, servilletas bolsas y envases de papel
  • Periódicos (en pequeñas cantidades) 

Evitar:
  • Carne y pescado
  • Productos derivados de la leche
  • Productos que contengan levaduras o grasas

 No utilizar por ningún motivo:

  • Ceniza de carbón y de coque
  • Heces de perros y gatos
  • Pañales desechables
  • Revistas ilustradas
  • Restos de aspiradora
  • Filtros de cigarrillos
  • Tejidos sintéticos

3. El Aireamiento del Compost (condiciones aeróbicas)

El oxígeno es imprescindible para la actividad de los organismos compostadores. Por este motivo es necesario que el material se deposite de manera que quede esponjoso (no comprimido) añadiendo además material estructural (ramitas troceadas) que mantenga esta estructura esponjosa.

De la misma manera es importante en el momento de colocar el montón o disponer la compostera, hacerlo de manera que se permita una circulación de aire que atraviese el montón de abajo hacia arriba. La misma actividad descomponedora genera calor, que actúa como motor provocando una corriente ascendente de aire dentro del montón.

El volteo (cada 6-12 semanas) del montón también es una buena medida para garantizar las buenas condiciones del proceso. De hecho, si medimos la temperatura interior después del volteo, se observa un nuevo incremento de la temperatura debido a que, al reintroducir oxígeno, los organismos descomponedores reactivan su capacidad metabólica.

4. La Humedad del Montón

El montón de material o el contenido de la compostera tiene que ofrecer unas condiciones de humedad adecuadas para los organismos que participan en el proceso: entre un 40 y 60% de contenido en agua.

Con una mezcla adecuada de restos de cocina y jardín (3:1) se consiguen habitualmente también las condiciones de humedad necesarias. En cualquier caso, hay que vigilar en períodos especialmente cálidos o en momentos de lluvias intensas.

Test de humedad: se coge un puñado de material en compostaje y se exprime con fuerza con la mano:

  • Demasiado húmedo: chorrea agua.
  • Demasiado seco: no gotea nada y cuando abrimos la mano el material se desmenuza.
  • Humedad correcta: cae alguna gota de agua y cuando abrimos la mano el material se mantiene compacto.

5. Implementación de una Vermicompostera en el Colegio

Como cualquier actividad en el colegio, organizar el compostaje va a requerir un mínimo de organización. Tiene un componente social de cohesión, mediante una actividad colectiva de preservación del medio ambiente. En principio permite la reutilización en origen en el espacio ajardinado comunitario.

El compost se puede realizar amontonando los residuos sobre el suelo o bien enterrando y cubrirlo con alguna malla. Pero para mejorar las condiciones del proceso se pueden emplear composteras comerciales (de plástico reciclado), o podemos también construirla nosotros. Construir nosotros mismos una compostera escolar es una tarea exigente en el proyecto de huerto escolar, pero una vez en pie, se convertirá en uno de los iconos del proyecto. La instalación y montaje de la compostera conlleva el desarrollo de muchas competencias en los escolares, que les mantendrá activos y fuertemente vinculados con el proyecto.

5. Implementación de una Vermicompostera en el Colegio

5.1. ¿Cómo Hacer una Compostera?

Podemos utilizar o reutilizar con algunas modificaciones o personalizaciones diferentes objetos o estructuras que permitan albergar el volumen de restos vegetales que generemos en nuestro huerto y jardín escolar. Por ejemplo, podemos usar viejos contenedores de residuos urbanos, bidones de latón, neumáticos apilados, malla metálica, reciclar electrodomésticos, materiales de almacenamiento, etc. También podemos realizarla de obra mediante bloques de hormigón.

Es importante que nuestra compostera cumpla con unas condiciones mínimas: contacto con el suelo, espacio cerrado o controlado para contener los residuos, aireación necesaria y sombreo para evitar el exceso de evaporación de la humedad.

Consideraciones previas para que nuestro esfuerzo sea exitoso

 

¿Qué volumen de residuos orgánicos trataremos?

Lo primero que debemos de conocer es el volumen aproximado de residuos capaces de generar en el contexto escolar procedentes de los restos orgánicos de las meriendas, de los restos orgánicos sin cocinar de la cocina escolar, de los restos orgánicos que algún grupo de padres y/o madres están dispuestos a aportar para la dinámica del proyecto y por supuesto de los restos procedentes de la jardinería y del huerto escolar. A lo largo de una semana podemos realizar una prueba piloto y calcular el volumen y peso que somos capaces de recibir en nuestra aula o en el conjunto de aulas que participen.

 ¿Qué volumen de compostaje tendremos?

Calculando lo que podemos compostar en una semana y lo multiplicamos por el conjunto de semanas que vamos a estar recogiendo residuos, obtendremos el total de materia orgánica con destino a nuestra compostera. Hemos de considerar además que se reduce a 1/5 el Volumen de la materia orgánica (MO) inicial aportada, y que siendo constantes en la atención de la compostera podemos extraer en dos momentos del curso, coincidiendo con el momento de abonar el huerto; al inicio del otoño y al inicio de la primavera.

EL volumen de compostaje necesario obtenido, será un dato aproximado, ya que no siempre se dan las condiciones establecidas al principio, ni probablemente podamos mantener el compromiso de recogida constante durante todo el año. Además, hemos de anotar que nunca el centro educativo debe embarcarse en una labor de gestión de los residuos, éste ha de tener siempre una vocación pedagógica y extensora de conocimientos, valores y actitudes. ¿Cuántas composteras? Para decidir el número de composteras a instalar y su tamaño hemos de manifestar que lo ideal es manejar composteras con volúmenes que oscilen entre los 500 l. y los 1000 l. Por debajo de 400 l. podrían quedarse pequeñas en momentos puntuales y por encima de 1000 l es físicamente más costoso su manejo y mantenimiento.

 ¿Dónde pondremos la compostera?

La compostera hemos de ponerla en un terreno permeable. También se puede poner sobre un suelo impermeable (hormigón, baldosas,) pero podría provocar un ligero encharcamiento en las proximidades cuando se producen exceso de lixiviados. El lugar ideal para ubicar nuestra compostera es aquel que tenga la temperatura media del entorno, ni muy insolado en verano, ni muy frío en invierno. Debajo de un árbol de hoja caduca en su cara oeste puede ser un buen lugar, o a la sombra de un muro o vallado protegido del viento norte. Es conveniente, además, que esté nivelada la superficie del suelo para que se produzca el compost homogéneo y que las compuertas superior e inferior se desplacen correctamente.

Rendimiento y recomendaciones

El compostaje es uno de los métodos por lo que podemos cerrar ciclos en nuestros centros educativos, y es un recurso educativo muy interesante.

Como ya sabemos, llamamos compostaje al proceso por el cual la materia orgánica, gracias al trabajo de gran diversidad de seres vivos (aliados del compostaje), se convierte en abono de alta calidad que puede ayudarnos a mantener la estructura y composición adecuada del suelo de nuestros huertos.

De cara a reducir las emisiones y los impactos del exceso de residuos, los estados miembros de la Unión Europea se comprometieron hace unos años a realizar la recogida separada de los biorresiduos en sus diferentes ciudades y pueblos. El cubo marrón se comenzó a utilizar para separar los residuos orgánicos para realizar compost de buena calidad, sin embargo, para fabricarlo es necesario transportarlo hasta las plantas de tratamiento. La alternativa al compostaje industrial es que el reciclaje de nuestros restos orgánicos lo hagamos nosotros mismos autocompostaje. Con ayuda de un compostador o vermicompostador se pueden valorizar los restos orgánicos escolares. De este modo, evitaremos el transporte de los residuos hasta la instalación de tratamiento, la construcción de nuevas instalaciones, el consumo de energía que precisa para funcionar y la presencia de impurezas, y utilizaremos el compost producido.

 Por cada 100 kg de residuos orgánicos podemos obtener 30 kg de compost. Conseguimos así cerrar el círculo de materia en nuestro propio huerto escolar, consiguiendo un abono de alta calidad, que enriquece la estructura del suelo, haciéndolo más poroso y mejorando su capacidad de retener agua, aumenta la cantidad de materia orgánica del suelo y estimula la vida de los microrganismos del suelo. Es fundamental que todos los colegios aprendan a reciclar la materia orgánica de su huerto y si es posible de los comedores escolares, convirtiéndose incluso en nódulos de compostaje, donde las familias puedan llevar sus restos orgánicos.

Podemos crear composteras con materiales reciclados de muchas maneras (con pallets, bidones, cajas de fruta etc.), te recomendamos visitar la página del proyecto para poder conocer más sobre esto.

Existen diferentes tipos de composteras, en función de su construcción: abierto sobre el terreno, abierto en un pozo, en un cajón semi-cerrado o cerra tipo bidón.

Es evidente que se puede hacer compost fuera de un compostador, como se ha hecho toda la vida en los estercoleros, pero lo más común es no disponer de tanto terreno como necesitan las pilas de compostaje.

En un compostador los restos están resguardados de las inclemencias del tiempo (sol, lluvia, viento); por tanto, no será necesario prestarles una atención ni dedicación especial y el proceso será 3 o 4 veces más rápido. Además, no se tendrá que usar agua para regarlos cuando estén secos y no causarán tanto impacto visual. Por otro lado, el compostador puede instalarse en cualquier sitio sin que moleste.

El proceso de descomposición de los restos vegetales dentro de un compostador bien mantenido desprende un olor característico y no desagradable que podemos percibir cuando abrimos el compostador para aportar nuevos restos o remover. Recuerda el olor que desprende el bosque húmedo. Esto se debe a que los millones de organismos que se alimentan de los restos que se depositan en el compostador no permiten que pase mucho tiempo antes de transformarlos en compost.

Si se mezclan los restos de vez en cuando —una vez por semana— no aparecerán insectos molestos, como moscas de la fruta, por ejemplo. De todas maneras, estos organismos también ayudarán en el proceso de compostaje y, en todo caso, su presencia siempre estará limitada al interior del compostador.

En caso de que aparezcan hormigas, esto indicará que han tenido semanas para construir el nido porque no se ha removido lo suficiente. La solución será mezclar bien los restos y posiblemente humedecer mejor la pila.

Las babosas u otros organismos, que antes se comían las plantas, ahora las dejarán de lado para ir hacia el compostador; así su efecto en el jardín se hace más leve.


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