martes, 5 de abril de 2022

2. Huerto escolar

 

Huerto escolar

En los últimos años el huerto ha entrado con fuerza en las escuelas, pasando a ser un elemento más de las mismas.

Hoy en día ya nadie pone en duda que el huerto escolar es una herramienta pedagógica de gran valor. Un recurso educativo mediante el cual los alumnos aprenden a valorar el medio ambiente rural, la salud, la alimentación y la calidad de vida de las personas. El huerto escolar se transforma en un espacio de enseñanza-aprendizaje, un laboratorio vivo y dinámico donde los alumnos aprenden a pensar, explorar, decidir, experimentar, compartir, crear... todo ello desde una perspectiva vivencial y de responsabilidad personal.

En los países más desarrollados, el huerto escolar ecológico también es una realidad que va en aumento, es de gran utilidad en la educación ambiental y sirve para fomentar una alimentación más sana y saludable entre unos niños acostumbrados a la comida envasada y envuelta en grandes cantidades de plástico...

En los países más pobres la propia FAO promueve la creación de huertos escolares, pero en este caso con el objetivo de diversificar la alimentación de los más pequeños, que a menudo sobreviven con una dieta pobre en calorías y en la cual están ausentes las vitaminas y nutrientes más esenciales.

El huerto escolar es un recurso pedagógico de primer orden que permite reforzar los contenidos curriculares, además de aproximar al alumnado al medio natural. Asimismo, sirve como transmisor de valores humanos, respeto hacia el medio ambiente y desarrollo sostenible entre otros. El trabajo en torno al huerto ayuda a comprender mejor los ciclos que se suceden en la naturaleza y si además utilizamos especies ecológicas locales, estamos fomentando la biodiversidad y evitando la desaparición de nuestras variedades tradicionales.


Trabajar con seres vivos, en este caso las plantas y los animales del huerto es una experiencia extraordinaria. Un laboratorio natural en el que se aprende observando e investigando de forma directa, viendo los procesos que se suceden en la naturaleza.




1. Enfoque

Existen diversas formas de abordar la actividad educativa en el huerto escolar. No será lo mismo que los alumnos asistan esporádicamente al huerto a que lo hagan de manera asidua, que les acompañe el profesor habitual, familiares o las personas encargadas de dinamizar el huerto, da igual quien lo haga, lo importante es tratar de vincular las actividades del huerto con la cuestión escolar.


Las formas más habituales de gestión son:


El huerto como una actividad complementaria al margen del programa educativo.

En este caso la actividad de las personas implicadas es voluntaria, por lo que el éxito del proyecto no está plenamente garantizado.


El huerto para realizar actividades puntuales y continuadas durante todo el curso.

En este caso se trabajan alrededor del huerto las diferentes áreas del Currículo. Esta propuesta resulta muy interesante para dar a conocer el huerto como un nuevo recurso educativo.


El huerto como proyecto medioambiental

Es la propuesta más interesante y con ella el huerto no sólo es un recurso, sino un elemento dinamizador que va más allá y que irá generando nuevas propuestas de trabajo, como la huella ecológica, la reutilización de los recursos, la soberanía alimentaria, etc.


En la mayoría de los casos serán los profesores quienes se encarguen de dinamizar las actividades en el huerto, pero si la persona encargada del huerto escolar no es el docente habitual, será importante establecer vías de comunicación para que las actividades que se realicen en torno al huerto sirvan para reforzar los aprendizajes que se dan en el aula y viceversa

2. Claves para el éxito

Si queremos que nuestro proyecto con el huerto salga adelante deberemos tener en cuenta una serie de factores:


Fijaremos nuestros objetivos con arreglo a nuestras posibilidades.

Utilizaremos el huerto como un instrumento socializador, promoviendo actividades en las que se potencie la comunicación.

La producción no debe ser la meta, ante todo el huerto debe tener un componente educativo.

Reforzar los contenidos del huerto en el aula.

Fomentar el trabajo en grupo, con responsabilidades rotativas.

Detectar las inquietudes e intereses del grupo y motivar a los alumnos, ya que no a todos ellos les gusta de primeras la idea de participar en un huerto.

No utilizar el huerto como premio o castigo a determinadas actitudes de los alumnos.

Tener en cuenta que el huerto es un laboratorio donde se adquiere experiencia mediante ensayo-error, no pasa nada si al principio nos equivocamos.

¡Queda prohibido desanimarse!

3. Cronograma

Para poder llevar a cabo el proyecto resulta muy útil realizar una programación. No será lo mismo un centro que empieza desde cero el proyecto, que uno que ya lleva más tiempo en marcha, con lo cual cada centro debería elaborar su propio cronograma asignando a cada tarea un tiempo y un momento de ejecución.

4. Planificación de Actividades

Estas deben ser atractivas y motivadoras, tanto para los alumnos, como para el equipo docente. Para mantener el interés de los niños planificaremos actividades que tengan un resultado inmediato y las combinaremos con otras con resultados a más largo plazo. Despertaremos su curiosidad eligiendo aquellas que les muevan a explorar y descubrir todo lo que ocurre en el huerto.


Para diseñar las actividades y crear nuestro propio calendario hortícola, junto a este tema se adjunta un ejemplo con las tareas que se pueden realizar en el huerto escolar durante el mes de septiembre.


A partir de este ejemplo podemos empezar a crear una tabla de cálculo con el calendario de las tareas a realizar durante cada mes y organizarlas. Por su parte los alumnos pueden encargarse de su decoración y colgarlo en clase. Una vez elaborado, las tareas pueden ser repartidas por cursos, por ejemplo.

5. Normas de Funcionamiento del Huerto

En el establecimiento de las normas debería participar toda la comunidad educativa. Se puede establecer un debate y llegar a un consenso sobre temas como las tareas, la utilización y el cuidado de las herramientas, el respeto a los materiales y al trabajo de los compañeros, la higiene y la seguridad entre otros. Después se pueden elaborar y colocar carteles en lugares visibles del huerto con estas normas.


En sesiones posteriores se deben revisar y evaluar los problemas que hayan podido surgir para solucionarlos.


Se debe explicar a los alumnos que el huerto es un espacio con unas características peculiares en el cual deben comportarse de manera adecuada.


Pautas de comportamiento


Cuidar las plantas y animales del huerto

Cuidar de los materiales

Cuidar de la propia salud y la de los compañeros

6. La Seguridad, Ante Todo

Para prevenir accidentes en el huerto debería realizarse una evaluación de los posibles peligros que pueda haber en el mismo, en los cultivos o con el uso de herramientas. También se deben establecer unas normas de


comportamiento referentes al uso de herramientas, higiene personal, etc. Como norma general:


Comprobar si algún alumno tiene alguna alergia.

No utilizar fertilizantes químicos ni pesticidas.

No utilizar plantas venenosas y urticantes en el huerto.

Los alumnos no deben comer nada del huerto sin preguntarle al profesor.

Utilizar herramientas adecuadas a la edad de los alumnos.

Utilizar de forma adecuada las herramientas.

Si se utilizan varillas de hierro en los bancales, estas deben estar correctamente protegidas.

Lavarse bien las manos con agua y jabón al volver del huerto.

7. Cuestiones Básicas sobre el Trabajo en el Huerto

A la hora de separar los grupos es interesante que dentro de cada uno de ellos exista la mayor diversidad posible, tanto en edades, conocimientos, habilidades, etc., de esta forma todos aprenden de todos. Es conveniente realizar actividades rotativas en el desarrollo de cada sesión.


A continuación, se describen una serie de ideas que pueden ser de utilidad a la hora de dinamizar las actividades con los grupos de alumnos:


Hacer trabajos de mantenimiento del huerto: recalzar, desherbar, regar…

Realizar actividades de exploración, observación, investigación: como observar la fauna del huerto, clasificar grupos de plantas...

Fomentar la creatividad y la expresión artística: por ejemplo, los alumnos pueden hacer un espantapájaros, carteles para el huerto...

Poner en práctica las actividades planteadas libremente por los alumnos: para favorecer su autonomía, conocimiento del entorno, manejo de herramientas…

Dejar un tiempo para el paseo y la observación del huerto: que disfruten del huerto y que lo sientan como propio.

8. Orientaciones para las Sesiones en el Huerto

Preparar minuciosamente cada sesión en tres fases: una previa en el aula, otra en el huerto y para finalizar otra en el aula, a la vuelta del huerto.


Empezar a trabajar con grupos reducidos y realizando tareas sencillas, hasta que dominemos la organización del trabajo.


Antes de repartir las tareas y herramientas, asegurarnos de que todo el grupo ha entendido lo que debe hacer, cómo tiene que hacerlo y que precauciones se tienen que tener en cuenta a la hora de realizarlas.


Cuando se trabaje con herramientas, distribuir los grupos de manera que no estén unos muy cerca de otros.


Una vez en el huerto, dejar que los alumnos sean los actores y protagonistas, que no sean meros espectadores de lo que hacen los profesores.


Preparar algunas tareas “comodín” que no requieran mucha atención, para que las vayan realizando los alumnos que están esperando su turno o que ya han finalizado su tarea, como quitar hierbas, piedras, etc…


Tener previsto un tiempo dentro de cada sesión para dedicarlo a recoger y organizar materiales, herramientas, etc. y comprobar que las tareas se han realizado correctamente.


El huerto es un magnifico elemento socializador, que debemos aprovechar para favorecer el intercambio de información entre los alumnos.



 


Fomentar el trabajo en equipo y resaltar la importancia que tiene éste para que el huerto funcione correctamente. Realizar la rotación de tareas de manera que sean los propios alumnos quienes les pasen el relevo a sus compañeros y les expliquen cómo han realizado el trabajo, para que lo han realizado y cuáles son las dificultades que han encontrado para que busquen soluciones.


Realizar las tareas de forma rotativa, hace que todos tengan una visión global del trabajo y del esfuerzo que supone.


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